5 sept 2017

Reseña: The Book of Dave, de Will Self

Will Self, The Book of Dave (Londres: Penguin, 2006). 496 páginas.
Si el libro reseñado inmediatamente antes de éste en el blog era una novela sobre un escenario postapocalíptico en la italiana isla de Sicilia, el que ahora nos ocupa comparte con Anna un futuro también desolador y sombrío, pero en este caso en esa isla al oeste de Europa que ha decidido salirse de la UE, y cuya capital es el escenario de una novela inteligente e ingeniosa, aunque a ratos de difícil lectura.

El Londres del ‘Libro de Dave’ está anegado por las aguas oceánicas, y Gran Bretaña se ha convertido en un archipiélago (Ing), de poblaciones dispersas bastante embrutecidas y mantenidas en la más estricta ignorancia por una jerarquía religiosa. ¿Te suena? La religión es el Davismo, que sigue las enseñanzas (es un decir) del profeta-dios Dave, halladas en unas chapas metálicas impresas hace cerca de quinientos años, y que reúnen por un lado el ‘Conocimiento’ (las rutas que todo buen taxista londinense debiera conocer para poder ejercer su oficio) y las diatribas y aforismos que mandó grabar en ellas el taxista Dave a finales del siglo XX o principios del XXI.

El futuro es por lo tanto un retorno al pasado: una nueva edad media se ha apoderado de la humanidad, y las reglas respecto a la cohabitación entre hombres y mujeres son muy estrictas. De hecho, la separación de sexos es rigurosa, y quien osa ir contra las reglas sufre muy severas consecuencias. No hace falta decir que las mujeres son, en este mundo tan incivilizado, ciudadanas de segunda categoría – para nada diferente en buena parte del mundo actual, por cierto.

La crianza de los niños la llevan a cabo las Mamás y los Papás por separado – la religión estipula un estricto calendario de intercambio. Las chicas jóvenes son las ‘opares’ (es decir, au pairs) y a los hombres que no han tenido descendencia se les llama ‘queers’.

The Book of Dave cuenta no obstante dos historias paralelas pero muy estrechamente relacionadas – por un lado, la del joven Carl, hijo de un hereje al que las autoridades han torturado y castigado con el exilio. Por otro lado, la narración de la vida de Dave Rudman, el taxista que, con su diatriba misógina, racista y violenta (invectiva que es fruto de una depresión de caballo, y que está dirigida a su hijo, a quien por una orden de alejamiento no le es posible ver), dará lugar a la aparición de la religión dävina, el Davismo.

Carl vive en 523 AD (Año de Dave) en Ham, la parte de Ing donde se encontró el Libro Sagrado de Dave. Se trata del actual Hampstead, y en ese futuro distópico, cerca del lugar donde estuvo la casa de la exesposa de Dave Rudman, allí estará la Zona Prohibida.

Carl escapa de Ham con el ‘queer’ Böm, y tras muchas peripecias y aventuras alcanzan Nuevo Londres. Su propósito es descubrir qué le pasó a su padre. Cuando son descubiertos por las autoridades, parece que su destino está sellado y morirán ejecutados. Pero gracias a un pintoresco personaje (lo más parecido a un contrabandista moderno) logran escapar y regresar a Ham, donde Carl descubrirá la verdad sobre su padre.

Si la historia del futuro despierta interés y curiosidad, la del taxista en el Londres de finales del siglo XX no desmerece en absolutamente nada. Como alguien que acompañó durante algunas noches a un taxista (mi tío) en la Valencia de la década de los 90, puedo dar fe de lo variopinto y chocante que pueden ser los pasajeros. Desde la concepción de su hijo, también llamado Carl, a la ruptura de su matrimonio con Michelle, pasando por las veladas en el grupo de ‘Fighting Fathers’, sus divertidos desvaríos, embrollos y tejemanejes con psicólogos, psiquiatras, detectives y extraños personajes de los bajos fondos, todo imprime a esta parte de la novela un inconfundible sello Self.

Quizás la mejor manera de elaborar una sátira del mundo actual es ponerle un espejo desde el futuro. Esa parece ser la premisa de la técnica de Self: sus blancos son contemporáneos, su sentido del humor es ácido, vehemente y brutal, pero nadie puede negar que trata a sus personajes con realismo y generosidad. De hecho, uno de los importantes logros de esta novela lo constituyen las voces de los personajes, tanto los del futuro (que se expresan en Mokney, una laboriosa mescolanza de Cockney y el lenguaje del SMS que hay que leer en voz alta para poder comprenderla) como los del presente.

Es decir: "You're going to go on like this all fucking day!...How many times have I heard this bollocks about Chil - it's got to be about a thousand or more. I've heard about their cloth, I've heard about their trainers and their barnets, and their [Eliza]bethan semis and their fucking au pairs. What I want to know is, why didn't you ask them about fishing or farming, or something - anything that might be an earner here on Ham!" Una vez le pillas el truco, no es tan abrumador. (De la página 67)

Con este ya son ocho los libros de Will Self que he leído y reseñado (quien quiera saber más puede cliquear en el nombre del autor en la lista de la izquierda). Confieso que no me aburre, y que voy a seguir descubriendo a este autor tan peculiar, que escribe unas historias completamente idiosincráticas y brillantes. The Book of Dave incluye un glosario de Mokney y mapas para orientarse por los prados y valles de Ham, y reírse más aún si cabe de los juegos de palabras que inventa el autor.

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